Primer encuentro entre el Poeta y Pito Pérez 

18.04.2020

Por: C. MARÍA FERNANDA HERNÁNDEZ CARO

El libro empieza con el dialogo entre un poeta y un loco, refiriéndose a Pito Pérez como el loco.

Jesús Pérez Gaona o mejor conocido como Pito Pérez se describe como un borracho lepero de la verdad, que se encuentra en un total estado de abandono, portando una vestimenta sucia y gastada y una mirada pálida y consumida como el de una persona que ha pasado por muchos ayuno y vigilias.

Antes de que suceda el dialogo Pito Pérez se encuentra arriba de una torre pescando recuerdos al admirar el paisaje de su pueblo.

Al arribar el poeta a la torre, este se encuentra con Pito Pérez, una vez estando los dos en el mismo lugar

le pregunta el poeta a Pito si no le estorba su presencia, a lo que Pito responde con un no.

Cada uno sube a la torre por motivos diferentes, el poeta por su parte intenta forjar imágenes en la fragua del crepúsculo, mientras que Pito observa con detenimiento la ciudad antes de emprender un nuevo viaje.

Al sentarse el poeta al borde del campanario con las piernas colgando, Pito Pérez mira con recelo los relucientes zapatos del poeta que contrastan con los zapatos rotos y sucios de Pito Pérez y que solo reflejan un mundo social de injusticias y desigualdades.

Pito Pérez sabe que, ante los ojos de la gente, él y su familia son unos locos por no comportarse bajo los reglamentos de etiqueta que demanda la sociedad, pero el considera que un loco es aquel que no ríen, ni lloran, ni beben por ser esclavos de un sistema social.

A pesar de su locura, Pito Pérez es un hombre inteligente, que usa tal capacidad para obtener la bebida sin pagar por ella. Es un hombre de mala suerte porque todo lo que planea le sale al revés, pero su problema de bebida no es producto de su desgracia si no por el gusto que siente hacia ella, el simplemente bebe por gusto y usa su inteligencia para poder adquirirla.

Como ejemplo del uso de su inteligencia en la obtención de bebida gratis, le relata al poeta una anécdota sucedida en la tienda de las flores en donde sin pagar por ello bebió un barril entero de catalán, para lo cual con ayuda de un tirabuzón hizo un agujero en unos de los barriles ayudándose de una maguera escondida muy discretamente entre sus ropas tiro de ella para obtener tan sabroso líquido y así darle consuelo a su boca.

El trato.

Ya entrados en conversación, el poeta curioso ante tales revelaciones le pide a Pito Pérez que le cuente sobre su vida, a lo que Pérez se niega pues alega que tiene una cita con un amigo que le ofreció regalarle unas copas, viendo eso el poeta le hace un trato que consiste en unas horas de charla arriba de la torre a cambio de alcohol, a lo cual Pito Pérez acepta exigiendo que la bebida sea aguardiente de Puruarán pues el considera que es la bebida que al ser producida en el país hace a los hombre más humildes.

Cerrado el trato Pito Pérez se marcha a su cita dando su palabra de reunirse nuevamente con el poeta.

Cuando Pito Pérez acude a la torre, el poeta lo recibe con un saludo cordial (-Viene usted muy elegante, Pito Pérez.) el cual es totalmente incongruente con la realidad, la charla comienza con la mamá de Pérez, él la describe como una señora generosa con los pobres que por ayudar a los desamparados le descuido a él y que desde su infancia su suerte se vio marcada por la poca fortuna la cual se fue repitiendo en el trascurso de su vida.

Pérez relata que durante su niñez fue acólito de la parroquia, trabajo que realizo de manera correcta pero que también se vio empañado por la presencia de malas compañías, que hicieron que su único recuerdo de su vida de acólito fuera la sotana roja chorreada de cera y llena de quemaduras provocadas por las chispas del incensario.

Habiendo contado eso al poeta, Pito Pérez con la boca reseca da por concluida la charla, eso sin antes pedir su importe de la botella...

El origen de su apodo.

Lejos de tener el significado que muchos piensas, el origen del apodo de "Pito", se debe a que durante su niñez en sus ratos libres tallaba un Pito de carrizo hasta convertirlo en un instrumento musical, el cual lo hacía tocar cada vez que se levantaba, iba a comer y antes de ir a acostarse, hartando a sus vecinos de sus largos conciertos, ellos exigían a punta de gritos -¡Que se calle ese Pito!, y así fue como le pusieron de apodo Pito.

Mucho tiempo se dedicó a tocar su instrumento, pero llego el momento en que cansado decidió irse de su casa con solo 10 centavos en la bolsa, salió al oscurecer despidiéndose de su ciudad y fue a parar a la ciudad del Tecario , cansado, muriéndome de hambre y de frío, Pito Pérez tuvo que apañárselas, con los diez centavos que tenía los gasto en tazas de aguardiente e ingeniosamente se hizo de un pan de azúcar sin dar a cambio ni una sola moneda, fue así como Pito Pérez hizo por primera vez uso de su inteligencia y su entrada al país de los borrachos.

El poeta asombrado por los relatos salidos de la boca de Pito Pérez exclamo: -Pito Pérez, ¡es usted grandioso!, a lo cual Pérez respondió lo siguiente: -Gracioso querrá usted decir, porque vivo y bebo de pura gracia.

Dejando atrás Tecario, siguió su camino a travesando veredas y montes llego a Urapa, donde ofreció sus servicios como ayudante de una botica. El boticario de acuerdo con la descripción de Pito Pérez era un hombre obeso y perezoso pero que de acuerdo con el rotulo de su farmacia había estudiado en la mejor universidad del país, en cambio la mujer del boticario era una persona de complexión delgada y con un carácter agrio y regañón lo cual se debía a que en los años que llevaban de matrimonio nunca habían tenido hijos.

Durante el tiempo que estuvo trabajando en la farmacia Pito Pérez se ganó la confianza de sus amos y le adquirió cariño a la preparación de pastillas y jarabes, dormía en la rebotica, comía de la misma comida que sus patrones y administraba el dinero de las ventas. Todo esto termino cuando el boticario lo sorprendió en pleno acto con su esposa, por lo que Pito Pérez tuvo huir.

Una vez encaminado hacia una nueva aventura y sin dinero porque todos sus ahorros los había dejado en la botica debido a las prisas con las que tuvo que salir, Pito Pérez se encontraba cansando y extrañando las comodidades de la botica. Relatando esto último, el poeta le pregunta a Pito Pérez lo siguiente: Y, ¿a dónde fue usted a parar, después de sus amores con la boticaria? a lo que Pérez responde: que por hoy era todo pues era necesario ir por unas copas para poder afrontar el pasado que había removido durante la charla.

Al marcharse Pito Pérez de la botica llega a la Huacana se sentó debajo de un árbol, sonadas las campanas dio unas vueltas al pueblo y adentrándose a la iglesia se encontró con el padre de santa clara al que años antes había ayudado a decir misa, pidiendo su ayuda y a base de su labia convenció al padre en darle techo y comida. En los días siguientes Pito Pérez ayudo al padre en todos los quehaceres del templo, todo iba bien pero el hecho de no gozar de ningún sueldo y el de no poder emborracharse hicieron que Pito Pérez pensara en salirse de aquella casa para probar fortuna en otro sitio, pero no fue hasta que una enfermedad hizo que dejara a la Huacana y al padre.

De regreso a casa.

En el camino se sentía agotado y sin ganas de tocar su flauta buscaba la mejor manera de regresar a su casa, durante el camino de vuelta a casa, Pito Pérez imaginaba la forma en que sería recibido por su familia, al llegar a su casa es recibido por una de sus hermanas quien le abre la puerta, todos actúan de forma natural como si nunca se hubiera ido.

Fue un tiempo el que anduvo en su pueblo, pues una vez que provo la aventura de conocer nuevos lugares no le fue posible establecerse en ninguno, durante su estadía en su pueblo conoció al José Vázquez un secretario de los juzgados con quien se hizo compañero de borrachera y de trabajo.

Pito Pérez y su vida amorosa.

Al terminar de relatar una de sus anécdotas, el poeta le pregunta a Pito Pérez lo siguiente: -Y el amor, Pito Pérez, ¿ha sido con usted generoso, o ingrato? A lo que Pito Pérez respondió lo siguientes: - El amor me hubiera regenerado, pero ese diosecillo impertinente jamás se acercó a mí con intenciones de redimirme, sino de escarnecerme. Con sus manos de niño inocente rompió todos los resortes de mi voluntad; diciendo esto Pito Pérez se envolvió en una serie de reproches, con lo cual el poeta decidido interrumpirlo para poner en curso la conversación que se había salido del camino.

Pito Pérez entonces relata la forma en el que el amor se había burlado de él, comienza describiendo a Irene, un amor que para él fue el más profundo y el cual nunca pudo revelar, posteriormente conoció a chucha una de las tantas hijas de su tío, a quien sí puedo confesarle su amor pero desgraciadamente por ciertos motivos no pudo consumar un matrimonio con ella teniendo que darla por muerta, la última aventura resulto en tragedia , pues de igual forma que las veces anteriores le volvieron a ganar en el amor.

La suerte de amador de Pito Pérez ha sido muy infortunada.

Pito Pérez y su vida en las cárceles.

Pito Pérez describe a las cárceles como un lugar que tienen cierto calor de familia, algo de hermandad religiosa, con pactos y contraseñas de sociedad secreta. Fue inquilino muchas veces de ellas por su vicio con el alcohol, robos, estafas, engaños y alteraciones al orden público.

Esta sería la última vez que el poeta y Pito Pérez hablarían arriba de la torre, pues nunca más volvería a la torre dejando trunco su relato.

El reencuentro.

Pasados diez años el poeta vuelve a encontrase a Pito Pérez pregonando sus mercancías en las calles calurosas de morelia, la charla que entabla ambos señores es la siguiente.

-¡Hace tantos ayeres que no nos vemos! Desde la torre de Santa Clara.

-Es verdad, Pito Pérez; dejó usted trunca la narración de su vida.

En palabras del poeta, Pito Pérez había pasado se ser un filósofo cínico para convertirse en un orador político. Junto a su puesto portátil cargaba dos canastos llenos de chácharas que con ayuda de unas campanas iba pregonando su mercancía, las campanas eran para el recuerdo de sus vivencias.

Lejos había quedado ese borracho empedernido que utilizaba su inteligencia para hacer de las suyas, ahora no era más que un hombre menospreciado por la sociedad.

En vista de tales declaraciones, el poeta le invita a reanudar sus charlas, a lo que Pito Pérez. Al llegar a la tienda Pito Pérez saluda a los presentes con la misma costumbre que lo caracterizaba hace diez años atrás, el poeta lo recibe con las siguientes palabras -¿Qué ha hecho usted en tantos años que no nos vemos, Pito Pérez?, Pito Pérez no ha hecho más que emborracharse, pero tenia nuevas historias que contar como la vez que soñó haber entrado al cielo.

Alguien de los que estaban presentes en la tienda le pregunto a Pito Pérez sobre la Caneca, a lo que el poeta curiosamente pregunto (¿Quién es la Caneca?), Pito Pérez respondió que era el amor más fiel de su vida, la Caneca era el esqueleto de una mujer que había sustraído del hospital de Zamora y que era utilizado por los pasantes de medicina para sus clases de anatomía, al final todo quedo en un brindis entre los presentes a salud de Pito Pérez y su respetable compañera Caneca.

Muerte de Pito Pérez.

Pito Pérez es hallado muerto sobre un montón de basura, en uno de sus bolsillos de su chamarra es encontrado lo que parece ser su testamento, en aquellas líneas Pito Pérez expresaba sus sentires hacia su familia, la sociedad, hacia dios y en general hacia su vida misma, concluyente tal escrito con la siguiente oración: "¡Humanidad, pronto cobraré lo que me debes! Atte. Jesús Pérez Gaona.

Cierre final.

Y así fue como se perdieron las cenizas inútiles de un hombre mezcladas con el polvo de la tierra.

El libro nos relata las vivencias de un borracho que tuvo una vida infortunada desde su niñez, que nunca puedo tener una mujer que lo amara a su lado y mucho menos una familia, despreciado muchas veces por la sociedad, pero querido por otros que se detenían a escuchar una de sus tantas anécdotas de su vida.

Pito Pérez a pesar de haber padecido una vida difícil fue un hombre cuya inteligencia utilizaba para sobrellevar su vicio del alcohol, el cual en palabras de el mismo no era producto de su desgracia si no por el gusto que siente hacia la bebida y por el simplemente hecho de bebe por gusto.

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